Vivimos en un país en donde somos la minoría católicos, pero también descubrimos que, en medio del desierto de la fe, Dios sigue manifestando su amor a su pueblo. Llevamos el nombre de misioneros, porque queremos poner al servicio de la Iglesia, que en sí misma es misionera, el don de nuestra juventud, testimoniando la fe y llevando a Jesús a otros jovenes. Esto nos recuerda, que también la juventud tiene grandes ideales para llegar a ser lo que Dios sueña con nosotros. En nuestros encuentros, además de tratar temas de interés para los jovenes, compartimos y vivimos la amistad y preparamos actividades que puedan servir de ayuda a otros jovenes, para encontrarse con Jesucristo, el único que puede llenar de sentido su existencia. Tenemos a Teresa de Lisieux como compañera en esta aventura, porque ella es patrona de las misiones y porque, como joven, nos enseña que la juventud es capaz de grandes ideales. Si tu quieres ser parte de esta aventura misionera, contactate con nosotros.

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torsdag 1 november 2012



La santidad,  se trata de un modo de vida, de un estilo en el que el centro de todo es Dios. En términos comerciales, vamos a decir que hay una gran oferta y una creciente demanda de este “producto”. Respondamos primero algunas preguntas que vienen al caso.

- ¿Dios quiere que nosotros seamos felices? Sí, Dios no puede querer otra cosa.
- ¿Dios quiere que nosotros nos realicemos en nuestra vida? Sí, de hecho, es uno de nuestros fines.
- ¿Dios quiere que vivamos una vida recta dentro de sus leyes? ¡Claro! Por eso nos ha dado unos mandamientos para ayudarnos a vivir rectamente nuestra condición de seres humanos conscientes de su dignidad de personas.
- ¿Dios quiere que vivamos en un mundo donde reine la concordia, la comprensión, la paz, la caridad y demás virtudes? ¡Claro que quiere!

Entonces, ¿qué pasa? Algo sucede. ¿Por qué varias cosas de estas no las podemos conseguir, al menos no tan fácilmente? Tal vez porque no estamos siguiendo el procedimiento correcto para obtenerlo.

II. Veamos cómo hay personas que sí lo han logrado. Les presento a una lista de personajes famosos que han logrado cuanto hemos enumerado anteriormente: Teresa de Jesús, Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Francisco de Sales, Juana Francisca de Chantal, Faustina Kowalska, Margarita María de Alacocque, Pío de Pietrelcina, Juan Bosco, Teresa de Calcuta, Maximiliano Kolbe, Isabel de Hungría, Juana Beretta, Juan Pablo II. Sé que los conocen a todos, a unos más cercanos que otros, pero los conocen. Sí, ellos han sido felices, se han realizado, han vivido una vida con Dios, han tenido éxito y han triunfado en la vida.

Pero no hay que creer que ser feliz es igual a no tener problemas. ¡Claro que no! Ellos fueron felices a pesar de sus problemas, se realizaron a pesar de sus defectos, triunfaron a pesar de las dificultades de la vida; pero sobre todo, fueron fieles a Dios, a pesar de sus pecados, porque fueron humildes al reconocer que solos no podían luchar contra sus defectos e inclinaciones al mal, pero con Dios, todo lo podían, y de hecho, lo lograron. Y si ellos pudieron, ¿también nosotros podemos ser santos? ¡Claro, Dios no pone imposibles! La santidad no es cosa sólo de sacerdotes, papas, obispos o religiosas, la santidad es cosa de todos, y como bautizados, es un deber. ¿Y de qué se trata entonces todo esta vida de éxitos?
Los santos también tenían sus defectos, muchos sintieron la pereza, la ira, el miedo, las tentaciones contra la castidad, contra la humildad, y mucho más. Pero hubo un momento en el que se decidieron a dejar esa vida en la que se agradaban a ellos mismos y pasaron a agradar a Dios. En ese momento la oración pasó a ser como el alimento que diariamente comían; la bondad y caridad para con los demás pasó a ser como el aire que todos los días respiraban; la aceptación de las cruces pasó a ser como la ropa que todos los días vestían.

¡Tú puedes ser santo, tú puedes ser santa! No tienes que hacer nada especial, sólo déjate guiar por Dios, búscalo, ámalo, y déjate amar. Vive tu vida normal, pero ofrece todo a Dios. Si duermes, ofrécelo a Dios; si comes, ríes, cantas o trabajas, hazlo con Dios y por Él; si eres feliz o tienes dificultades, acércate a Él, pues te dará lo que buscas. Claro, no creas que será fácil, como nada en esta vida es fácil (dímelo tú que sabes lo costoso que es tratar de ser bueno en esta vida…), pero ¿quieres hacer la prueba? ¡Te aseguro que nunca te arrepentirás!

Tenemos a María, a Jesús y los santos. Pidámosles que nos ayuden a iniciar decididos este camino de santidad. Acerquémonos más a la oración, a la Eucaristía, a la confesión. La santidad no ha pasado de moda. Sigue habiendo santos, lo que pasa es que la verdadera santidad está vestida de humildad y va adornada del silencio y sencillez, virtudes que agradan mucho a Dios. Tal vez estemos en medio de santos y no nos damos cuenta. Pero esto no lo determinamos nosotros, lo hará Dios y lo determinará hasta el final de nuestra vida. El camino de la santidad lo comenzamos nosotros, pero lo termina Dios por nosotros y con nosotros. Sólo los santos, los que aman a Cristo, son capaces de hacer algo por Él, por la Iglesia y por los demás. Sólo ellos dejan huellas que pueden cambiar al mundo. Nuestro mundo necesita santos. Cristo te lo pide, ¡ahora te toca a ti!


 

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Yo quiero ser el amor en la Iglesia

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS JÓVENES DEL MUNDO

CON OCASIÓN DE LA XXIV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2009



«Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo» (1 Tm 4,10)


Queridos amigos:

El próximo domingo de Ramos celebraremos en el ámbito diocesano la XXIV Jornada Mundial de la Juventud. Mientras nos preparamos a esta celebración anual, recuerdo con enorme gratitud al Señor el encuentro que tuvimos en
Sydney, en julio del año pasado. Un encuentro inolvidable, durante el cual el Espíritu Santo renovó la vida de tantos jóvenes que acudieron desde todos los lugares del mundo. La alegría de la fiesta y el entusiasmo espiritual experimentados en esos días, fueron un signo elocuente de la presencia del Espíritu de Cristo. Ahora nos encaminamos hacia el encuentro internacional programado para 2011 en Madrid y que tendrá como tema las palabras del apóstol Pablo: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2,7). Teniendo en cuenta esta cita mundial de jóvenes, queremos hacer juntos un camino formativo, reflexionando en 2009 sobre la afirmación de san Pablo: «Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo» (1 Tm 4,10), y en 2010 sobre la pregunta del joven rico a Jesús: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10,17).