Llega, pues, a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de la heredad que
Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había
fatigado
del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega
una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» Pues sus discípulos
se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a
mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
Hágamos silencio interior....
Oremos
Jesús, pasamos por la vida insatisfechos
siempre tenemos sed de algo: de agua,
de riqueza
de felicidad, de poder, de amor, de triunfos,
de justicia, de salvación...
Pero el desencanto y la insatisfacción
nos recuerdan la
necesidad que todos tenemos,
de encontrar el sentido de las cosas para poder
vivir la vida en plenitud.
Nuestra sed, en el fondo, es sed de TI
por eso queremos vivir un continuo encuentro contigo
en el pozo que no se agota nunca: la oración.
Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te
dice: dame de beber, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.»
Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde,
pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos
dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le
respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que
beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé
se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»Le dice la mujer: «Señor, dame de esa
agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
Hágamos silencio interior....
Oremos
Queremos permitir, que tu presencia ante nosotros
nos haga conocer el verdadero don de Dios
para poder beber de verdad el agua viva
queremos saciarnos de lo que ya nunca se acaba
sí, Tu mismo, tu palabras, tu voluntad,
sólo así seremos también fuente de agua viva
para los cansados, para los tristes, para los deprimidos
para los que aún no han encontrado el sentido a su existencia, para los que aún no se han encontrado contigo.
Señor, dame de esa agua, para que nunca más tenga sed
renueva y has brotar al agua viva que eres Tu mismo
en esta etapa de mi juventud.