
Señor Jesús, a nosotros también nos eliges para entrar en intimidad contigo y con el Padre y nos haces ver, que la historia de la salvación desde los primeros siglos, es nuestra propia historia. La historia de la ciencia, de la tecnología, de las redes sociales, y del a globalización sigue siendo parte de este plan de amor tuyo, consumado en la crz.
Pero a veces estos mismos cambios de nuestros mundo, con su ciencia, su tecnología, y su ruido, también nos duerme, o lo peor, nos adormece en la fe, pues aparentemente estamos despiertos.
Y de mil formas sentimos tu paso en nuestras vidas, pues no te cansas de buscarnos, y de repente, cuanto te sentimos cerca queremos quedarnos ahí, quietos, y hacer de la religión sólo momentos especiales y agradables, sin que conlleven exigencia y cruz.
Aunque, si nos ponemos atentos, es más fuerte tu voz que el simple sentimiento creado en nosotros.
Es más fuerte tu llamado que el sentir un bello rato de devoción, que después se queda en nada, porque tal vez nada cambió en mi vida. . Sí, me plenifica más, esa voz que me dice: este es mi hijo amado: escuchenlo.
Y quiero, como los discípuilos, guardar silencio en mi interior, acallarme desde las mil preocupaciones que el mundo me pone, con todo y los ruidos que desde mi juventud este trae.
Se que soy capaz de guardar silencio y escuchar tu voz. Por, eso, aquí estoy como Santiago y Juan queriendo escuchar la verdad sobre mi y sobre Ti.